El Papa Francisco llama a los consagrados a ser luz en un mundo de relaciones superficiales

En la celebración de las Primeras Vísperas de la Presentación del Señor, el Santo Padre destacó la importancia de la pobreza, la afectividad auténtica y la obediencia en la vida consagrada

El Papa Francisco presidió la celebración de las Primeras Vísperas de la Fiesta de la Presentación del Señor en la Basílica de San Pedro. En su homilía, el Pontífice dirigió un mensaje especial a los consagrados, instándolos a ser testimonio de amor genuino en un mundo donde predominan las relaciones superficiales y efímeras. En esta fecha, que también es la Jornada Mundial de la Vida Consagrada, el Santo Padre subrayó la importancia de vivir con fidelidad y entrega los compromisos asumidos.

El Papa Francisco destacó tres aspectos fundamentales de la vida consagrada: la pobreza, la afectividad y la obediencia. Sobre la pobreza, subrayó que no se trata únicamente de una renuncia material, sino de una invitación a la sobriedad y la generosidad. “Una vida consagrada pobre es una vida rica en Dios y abierta a los demás”, afirmó. En un mundo donde el materialismo y el consumismo se han convertido en valores dominantes, el Pontífice animó a los religiosos a vivir con sencillez y a compartir sus bienes con los más necesitados.

En cuanto a la afectividad, Francisco advirtió sobre las distorsiones que pueden surgir cuando no se vive con autenticidad y claridad. Señaló que los consagrados deben amar con un corazón libre y sincero, evitando ambigüedades que puedan comprometer su vocación. Recordó que la verdadera afectividad en la vida religiosa se expresa a través del servicio y el amor desinteresado, siempre teniendo a Cristo como modelo. Asimismo, enfatizó que la madurez emocional es clave para un testimonio creíble y para evitar desviaciones que puedan afectar la misión evangelizadora.

Finalmente, reflexionó sobre la obediencia, describiéndola como una luz que permite escuchar y descubrir el valor de las palabras de los demás. “Cuando obedecemos con un corazón abierto, encontramos el tesoro escondido en cada persona”, expresó el Pontífice. Explicó que la obediencia no debe ser vista como una imposición, sino como un acto de confianza en Dios y en la comunidad. La verdadera obediencia, según el Papa, lleva a una mayor libertad interior y permite responder con generosidad a los desafíos de la misión.


El Papa Francisco concluyó su mensaje exhortando a los consagrados a renovar su compromiso con Dios y con la humanidad, siendo signos de esperanza en un mundo necesitado de autenticidad y amor verdadero. “Que cada uno de ustedes sea testimonio de la alegría del Evangelio, viviendo con coherencia y fidelidad su vocación”, afirmó.

Tras la homilía, la celebración continuó con el canto de las Vísperas y la adoración al Santísimo Sacramento, un momento de profunda oración y recogimiento para todos los presentes. El evento contó con la participación de numerosos religiosos y religiosas de distintas congregaciones, quienes renovaron públicamente sus votos en un gesto de compromiso y entrega.

Esta celebración marca un nuevo llamado del Papa a la vida consagrada, recordando la importancia de ser luz en medio de la oscuridad y vivir con autenticidad el Evangelio en un mundo que necesita referentes de fe y esperanza.