La beatificación y la canonización son procesos solemnes y profundamente significativos dentro de la Iglesia Católica, mediante los cuales se reconoce oficialmente la santidad de ciertos fieles. Estos procesos tienen como propósito principal proponer a estas personas como modelos ejemplares de vida cristiana e intercesores ante Dios para toda la comunidad creyente.
¿Qué es la beatificación?
La beatificación es el primer paso hacia la canonización y permite que una persona sea reconocida como «beato» o «beata». Este título significa que la Iglesia ha confirmado, tras un riguroso análisis, que esa persona vivió una vida de virtud heroica, permaneció fiel a Dios incluso en las pruebas más difíciles y puede ser venerada públicamente en ciertas áreas específicas, como su diócesis de origen o la congregación religiosa a la que perteneció.
Un elemento clave en el proceso de beatificación es la verificación de un milagro atribuido a la intercesión del candidato, a menos que se trate de un mártir, en cuyo caso no se requiere un milagro. El milagro debe ser examinado y aprobado por expertos médicos, teólogos y otros especialistas que confirmen que no tiene explicación científica y ocurrió gracias a la intervención divina.
¿Qué es la canonización?
La canonización es el reconocimiento definitivo de la Iglesia de que un fiel es santo y ha alcanzado la gloria celestial. Este proceso eleva al beato al rango de santo, permitiendo que sea venerado en toda la Iglesia universal y no solo en un ámbito limitado. La canonización es un acto infalible del Papa, que proclama solemnemente que la persona vivió de manera ejemplar y está en el cielo, intercediendo por los fieles.
Para llegar a este punto, se requiere generalmente un segundo milagro atribuido a la intercesión del beato, ocurrido después de su beatificación. Este milagro es considerado una confirmación divina del estado de santidad de la persona.
Importancia de estos procesos en la vida de la Iglesia
A lo largo de los últimos siete pontificados, la beatificación y la canonización han sido una parte esencial del ministerio papal. Estos actos reflejan la riqueza y diversidad de los testimonios de fe que han surgido en diferentes épocas y contextos. Cada nuevo beato o santo es un ejemplo viviente de cómo el Evangelio puede ser vivido en las más variadas circunstancias de la vida: desde la misión en tierras lejanas, hasta el martirio, la vida religiosa, o la entrega cotidiana de un laico en su familia y trabajo.
Al elevar a los altares a personas de diferentes culturas, épocas y estados de vida, la Iglesia nos recuerda que la santidad no es un privilegio reservado para unos pocos, sino una vocación a la que todos estamos llamados.
De esta manera, los procesos de beatificación y canonización no solo honran la vida de quienes han sido fieles a Cristo, sino que también inspiran a los fieles de hoy a seguir su ejemplo, viviendo en coherencia con los valores cristianos y confiando en la misericordia de Dios.
Papa Francisco (2013 – presente):
Hasta diciembre de 2018, el Papa Francisco había canonizado a 892 santos, destacando la canonización de los 813 mártires de Otranto. Además, había beatificado a 1,174 personas, subrayando su compromiso con el reconocimiento de la santidad en la vida cotidiana y en diversos contextos culturales.
- Canonizaciones: Hasta el 18 de diciembre de 2024, el Papa Francisco ha canonizado a 942 personas, estableciendo un récord en la historia de la Iglesia.
- Beatificaciones: Durante su pontificado, ha beatificado a 1,174 personas.
Papa Benedicto XVI (2005 – 2013):
Durante su pontificado, Benedicto XVI presidió numerosas beatificaciones y canonizaciones, continuando la labor de sus predecesores en la promoción de modelos de santidad contemporánea. Entre las figuras canonizadas se encuentran San Antonio de Santa Ana Galvão, primer santo nacido en Brasil, y Santa Hildegarda de Bingen, mística y doctora de la Iglesia.
- Canonizaciones: Canonizó a 45 personas durante su pontificado.
- Beatificaciones: Beatificó a 842 personas.
Papa San Juan Pablo II (1978 – 2005):
Conocido como el «Papa de los santos», San Juan Pablo II llevó a cabo 482 canonizaciones y 1,338 beatificaciones, más que todos sus predecesores juntos. Este impulso buscaba ofrecer al mundo contemporáneo ejemplos cercanos de vida cristiana. Entre los canonizados destacan Santa Faustina Kowalska, promotora de la Divina Misericordia, y San Pío de Pietrelcina, conocido por sus estigmas y dones místicos.
- Canonizaciones: Canonizó a 482 santos a lo largo de su pontificado.
- Beatificaciones: Beatificó a más de 1,300 personas.
Papa Juan Pablo I (1978):
Aunque su pontificado duró solo 33 días, Juan Pablo I inició procesos de beatificación que serían continuados por sus sucesores. Su propia causa de beatificación fue abierta años después, y en 2021 fue declarado beato por el Papa Francisco.
- Canonizaciones y Beatificaciones: Debido a su breve pontificado de 33 días, no realizó ninguna canonización ni beatificación.
Papa Pablo VI (1963 – 1978):
Pablo VI beatificó y canonizó a varias figuras notables, incluyendo a los mártires de Uganda y a San Nicolás de Flüe, místico suizo. Su énfasis estuvo en reconocer la santidad en contextos de misión y diálogo interreligioso.
- Canonizaciones: Canonizó a 84 santos.
- Beatificaciones: Beatificó a 61 personas.
Papa San Juan XXIII (1958 – 1963):
Conocido por convocar el Concilio Vaticano II, San Juan XXIII canonizó a santos como San Martín de Porres y San Juan de Ávila. Su enfoque pastoral y ecuménico se reflejó en la diversidad de las causas que promovió.
- Canonizaciones: Canonizó a 10 santos.
- Beatificaciones: Beatificó a 5 personas.
Papa Pío XII (1939 – 1958):
Durante su pontificado, Pío XII canonizó a figuras emblemáticas como Santa María Goretti y San Pío X. Su énfasis estuvo en resaltar modelos de pureza, caridad y reforma dentro de la Iglesia.
- Canonizaciones: Canonizó a 33 santos.
- Beatificaciones: Beatificó a 54 personas.
A través de estos pontificados, la Iglesia ha reconocido la santidad en una amplia gama de contextos y vocaciones, ofreciendo a los fieles ejemplos de vida cristiana que inspiran y guían en la búsqueda de la santidad.