San Mario, 19 de enero

Un ejemplo de fidelidad cristiana en tiempos de persecución

San Mario, junto con su esposa Marta y sus hijos Audifax y Ábaco, es recordado como un testimonio valiente de la fe cristiana durante los tiempos de persecución en el Imperio Romano. Aunque no se cuenta con muchos detalles históricos sobre su vida, la tradición cristiana ha conservado su memoria como ejemplo de fidelidad y entrega a Cristo.

Una familia de fe

San Mario era un noble persa que, junto con su familia, se convirtió al cristianismo en un contexto donde esta decisión podía costarles la vida. Su fe los llevó a peregrinar hasta Roma con el propósito de venerar las tumbas de los mártires cristianos, un acto que reflejaba su profunda devoción y compromiso con la Iglesia.

En el siglo III, Roma vivía una de las etapas más duras de persecución bajo el emperador Claudio II. Los cristianos eran perseguidos por negarse a adorar a los dioses romanos, lo que los convertía en enemigos del Estado. En este contexto, Mario y su familia no solo practicaron su fe en privado, sino que también se dedicaron a actos de caridad, especialmente a enterrar a los mártires, un gesto que era considerado un delito grave en la época.

El martirio de una familia unida  

Su valentía y sus obras de misericordia no pasaron desapercibidas, y pronto fueron arrestados. Las autoridades romanas intentaron forzar a Mario, Marta, Audifax y Ábaco a renunciar a su fe y ofrecer sacrificios a los dioses paganos. Sin embargo, todos ellos se mantuvieron firmes en su amor por Cristo.

Tras negarse a abandonar su fe, la familia fue sometida a torturas. Finalmente, fueron ejecutados alrededor del año 270. Según la tradición, Mario y sus hijos fueron decapitados, mientras que Marta fue ahogada en un pozo. Sus cuerpos fueron recuperados por cristianos y sepultados en las catacumbas de Roma, que se convirtieron en un lugar de peregrinación.

Legado y culto

La valentía de San Mario y su familia dejó una huella profunda en la comunidad cristiana de la época. Su testimonio mostró que incluso en medio de las pruebas más duras, la fe y el amor por Cristo pueden ser más fuertes que el miedo a la muerte.


La Iglesia los venera como mártires, y su fiesta se celebra el 19 de enero. En muchos lugares, se les recuerda como una familia que vivió unida en la fe y murió dando testimonio del Evangelio.

Inspiración para nuestro tiempo  

San Mario y su familia nos invitan a reflexionar sobre nuestra propia vivencia de la fe. ¿Estamos dispuestos a mantenernos firmes en nuestras convicciones cristianas, incluso cuando enfrentamos dificultades? Su ejemplo nos recuerda que el amor a Dios y al prójimo, expresado en obras concretas, es el camino hacia la santidad.

Hoy, en un mundo donde la fe enfrenta nuevos desafíos, el testimonio de San Mario sigue siendo una luz que inspira a los creyentes a vivir con valentía y fidelidad.