El Papa Francisco ha expresado su cercanía al pueblo de Estados Unidos por el reciente asalto al Congreso, y ha rezado por las víctimas. Lo ha hecho tras la oración del Ángelus de este domingo 10 de enero de 2021 desde la biblioteca del Palacio Apostólico Vaticano.
A continuación, sigue las palabras del Papa, ofrecidas por la Oficina de Prensa de la Santa Sede.
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Palabras de Francisco después del Ángelus.
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Dirijo un afectuoso saludo al pueblo de Estados Unidos de América, sacudido por el reciente asedio al Congreso. Rezo por aquellos que han perdido la vida — cinco—, la han perdido en esos dramáticos momentos. Reitero que la violencia es autodestructiva siempre. No se gana nada con la violencia y se pierde mucho. Exhorto a las Autoridades del Estado y a toda la población a mantener un alto sentido de responsabilidad, con el fin de calmar los ánimos, promover la reconciliación nacional y tutelar los valores democráticos arraigados en la sociedad americana. La Virgen Inmaculada, Patrona de los Estados Unidos de América, ayude a mantener viva la cultura del encuentro, la cultura del cuidado, como vía maestra para construir juntos el bien común; y lo haga con todos aquellos que habitan en esa tierra.
Y ahora os saludo de corazón a todos vosotros, que estáis conectados a través de los medios de comunicación. Como sabéis, a causa de la pandemia, hoy no he podido celebrar los Bautismos en la Capilla Sixtina, como es habitual. Aun así, deseo igualmente asegurar mi oración por los niños que estaban inscritos y por sus padres, padrinos y madrinas; y la extiendo a todos los niños que en este periodo reciben el Bautismo, reciben la identidad cristiana, reciben la gracia del perdón, de la redención. ¡Dios bendiga a todos!
Y mañana, queridos hermanos y hermanas, concluido el Tiempo de Navidad, retomaremos con la liturgia el camino del Tiempo Ordinario. No nos cansemos de invocar la luz y la fuerza del Espíritu Santo, para que nos ayude a vivir con amor las cosas ordinarias y así hacerlas extraordinarias. Es el amor que cambia: las cosas ordinarias parecen seguir siendo ordinarias, pero cuando se hacen con amor se vuelven extraordinarias. Si permanecemos abiertos, dóciles, al Espíritu, Él inspira nuestros pensamientos y nuestras acciones de cada día.
Os deseo a todos vosotros feliz domingo. Por favor, no os olvidéis de rezar por mí. ¡Buen almuerzo y hasta pronto!
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