El cardenal Felipe Arizmendi, obispo emérito de San Cristóbal de Las Casas y responsable de la Doctrina de la Fe en la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), ofrece a los lectores de Exaudi su artículo semanal.
MIRAR
Una joven de mi pueblo, que anduvo algunos años con un grupo del crimen organizado, metida por tanto en muchas acciones inmorales, decidió cambiar de vida y dejar ese grupo. Ahora se está preparando para recibir su Confirmación y hacer su Primera Comunión. La necesidad de Dios en su vida y la insatisfacción de lo que hacía, le hicieron volver a Jesús, para encontrar en El la paz de su alma que tanto anhelaba.
Nuestra Iglesia Católica lanzó una propuesta de tregua de los grupos armados durante los días 12 y 25 de diciembre, con ocasión de las fiestas de la Virgen de Guadalupe y Navidad. Sin embargo, ellos no hacen caso y siguen con lo mismo, porque lo que les importa es sacar más y más dinero, extorsionando, levantando, secuestrando, robando y asesinando. Ciertamente el gobierno no puede proponerles una tregua, pues el crimen debe ser sometido en todo tiempo y lugar. Si esos grupos aceptaran a Jesús en su corazón, a nadie harían daño y respetarían a todo mundo. Aunque se digan católicos, lo son por tradición, no por convicción. Cuando alguien decide seguir a Jesús y vivir conforme a su Palabra, la vida cambia por completo. Y lo mismo hay que decir de tantas personas que, en estas vacaciones decembrinas, no tienen un lugar para Dios y para hacer más felices a otros, sino que planean sólo su disfrute personal y quizá familiar. ¡Eso no es Navidad!
Hace 45 años, hice mi testamento. Lo que quiero dejar no son cosas materiales, pues he decidido no tener más que lo indispensable, sino compartir mi experiencia de vida. Escribí, entonces y lo ratifico ahora: “¡¡¡ Vale la pena hacerle caso al Señor !!! Lo que El nos dice y el camino que El nos propone es el medio más seguro para ser feliz, para ser alguien, para que la vida tenga sentido. De esto me he convencido por experiencia de mi propia vida. Y como he tenido oportunidad de conocer a mucha gente en un nivel muy profundo, puedo decir con toda seguridad que, mientras alguien no se decida a hacerle caso al Señor, mientras no acepte practicar su Palabra, nunca va a encontrar la paz interior total, nunca va a ser plenamente feliz, por más cosas, dinero o experiencias sensibles que pueda tener.
Cuando me he dejado llevar por el medio ambiente o por mis propias inclinaciones, y no he vivido conforme a su Palabra, me he sentido triste, solo, angustiado, con temor y sin paz interior. Pero El me comprende más que yo a mí mismo; me da nuevas fuerzas y, con El, voy luchando y triunfando. Por experiencia de mi vida, puedo asegurar que VALE LA PENA HACERLE CASO AL SEÑOR. Cómo quisiera que todo el mundo conociera a Jesús, que hiciera la experiencia de dejarse conducir por El… Toda su vida cambiaría. Y para quien no me crea, sólo le sugeriría que hiciera la prueba”.
DISCERNIR
El episcopado mexicano, en el Proyecto Global de Pastoral 2031+2033, alienta a buscar en Jesús la fuente de la paz personal, familiar y social: “El corazón del Reino de Dios es el ‘shalom’, la paz. Esta palabra bíblica tan rica y expresiva comprende mucho más que la ausencia de guerra y de violencia; en ella se alcanza todo el bienestar y concordia que Dios proporciona a sus hijos para una sana armonía con Él, con los demás hermanos, consigo mismo y con la naturaleza. Para nosotros los creyentes la paz es una Persona, es el Don de amor de Dios por excelencia, es Jesucristo mismo (cfr. Ef 2,14) que, en su misterio de Redención, ha venido a restaurar nuestra imagen de hijos de Dios en Él y a reconciliar consigo todos los pueblos. Así, cuando hablamos de una tarea y compromiso de la Iglesia por la paz, no sólo pensamos en los actos de violencia contra la vida humana y todas las injusticias que la provocan, sino que queremos poner en el centro de nuestra vida a Jesús y su Reino de Vida para que crezca y se establezca, pues la paz es una tarea y un compromiso para todas las personas, que ha de ser acogida en la vida de cada día” (PGP 174).
El Papa Francisco, desde el inicio de su pontificado en 2013, escribió: “Invito a cada cristiano, en cualquier lugar y situación en que se encuentre, a renovar ahora mismo su encuentro personal con Jesucristo o, al menos, a tomar la decisión de dejarse encontrar por Él, de intentarlo cada día sin descanso. Éste es el momento para decirle a Jesucristo: «Señor, me he dejado engañar, de mil maneras escapé de tu amor; pero aquí estoy otra vez para renovar mi alianza contigo. Te necesito. Rescátame de nuevo, Señor, acéptame una vez más entre tus brazos redentores». ¡Nos hace tanto bien volver a Él cuando nos hemos perdido! Insisto una vez más: Dios no se cansa nunca de perdonar, somos nosotros los que nos cansamos de acudir a su misericordia. Nos vuelve a cargar sobre sus hombros una y otra vez. Nadie podrá quitarnos la dignidad que nos otorga este amor infinito e inquebrantable. Él nos permite levantar la cabeza y volver a empezar, con una ternura que nunca nos desilusiona y que siempre puede devolvernos la alegría. No huyamos de la resurrección de Jesús, nunca nos declaremos muertos, pase lo que pase. ¡Que nada pueda más que su vida que nos lanza hacia adelante!” (EG 3).
ACTUAR
¿Quieres que tu Navidad no sea superficial y vana? Busca a Jesús; conócelo; platica con El; ábrele tu corazón, decídete a seguir sus pasos y a estar cerca de El. Encontrarás paz para tu corazón y ayudarás a construir la paz familiar y social.