VI Cumbre Transatlántica por la libertad y la cultura de la vida: reflexiones y tensiones en el Senado

El pasado lunes, el Senado de España fue sede de la «VI Cumbre Transatlántica por la libertad y la cultura de la vida», un evento organizado por la Red Política por los Valores (Political Network for Values, PNfV). Este encuentro internacional reunió a cerca de 300 líderes políticos y cívicos de 45 países bajo el lema “Por la libertad y la cultura de la vida”. La primera edición de este evento se celebró en 2014 en la sede de Naciones Unidas (ONU) en Nueva York, y la de 2024 se ha consolidado como la más concurrida de su historia.

Algunos de los países representados en esta edición fueron Argentina, Brasil, México, España, Polonia, Kenia, Nigeria y Canadá, entre otros. Los participantes debatieron sobre temas fundamentales como la dignidad humana, la libertad de los ciudadanos y el fortalecimiento de la familia.

Defensa de la vida ante las adversidades

Jaime Mayor Oreja, presidente de honor de la PNfV en España, alentó a los asistentes a perseverar en la defensa del derecho a la vida, afirmando que “estamos ganando, a pesar de la moda dominante, rabiosa y enfadada con nosotros”. Asimismo, criticó lo que denominó una campaña de desinformación y desprecio hacia los valores cristianos, calificando el momento actual como una lucha contra “la manipulación histórica y el desprecio por la biología y la ciencia”.

El congreso, sin embargo, no estuvo exento de polémicas. Días antes de su celebración, el Grupo Socialista del Senado, junto a otras formaciones como ERC, EH Bildu y PNV, presentó una moción para retirar la autorización del evento. Según sus promotores, la cumbre promovía “un ideario incompatible con la legislación vigente” y suponía “una regresión en los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres”.

La ministra de Igualdad, Ana Redondo, calificó el evento como “infame” y criticó su celebración en el Senado, afirmando que no se permitiría que este espacio se convirtiera en “un parque temático de la ultraderecha”.

Controversia en los medios y polarización

Desde el Observatorio de Bioética, debemos alertar del recurso a términos despectivos por parte de algunos medios de comunicación al referirse a los organizadores y asistentes de la cumbre. Expresiones como “extrema derecha ultracatólica”“cruzada contra los derechos” o incluso “homófobos afines a dictaduras” fueron utilizadas para describir a los participantes.


Por otro lado, también resulta significativo el debate en torno a la cifra de asistentes, con medios reportando números dispares que van desde 200 hasta 300 personas. Esta falta de consenso refleja la polarización que rodea a este tipo de eventos, donde no solo se cuestionan los ideales, sino también la legitimidad de quienes los defienden.

Un debate necesario, pero polarizado

Este evento pone de manifiesto un fenómeno recurrente en nuestro país: el desprecio hacia posturas contrarias a la narrativa dominante. Resulta paradójico que quienes se proclaman defensores de los derechos y libertades no respeten opiniones divergentes, contribuyendo a un ambiente de creciente polarización.

Las reacciones de desprecio, insulto o descalificación generalizada, junto al recurso a tópicos como «ultraderecha, fascismo u homofobia», con el fin de desacreditar al discrepante en lugar de argumentar en contra de posiciones divergentes, son propios de aquellos que, carentes de argumentos, evitan el debate de las ideas refugiándose en el desprecio de los que no las comparten.

No debe olvidarse que en el fondo de la cuestión tratada en esta cumbre debe situarse la defensa del derecho a la vida de los más débiles, lo cual contribuye al progreso y el respeto de la dignidad de todos. Las posiciones que defienden el aborto o la eutanasia, entre otras formas de atentado contra la vida humana, conculcan el primero de los derechos, el derecho a la vida, situándolas lejos de posturas de progreso.

Desde el Observatorio de Bioética, reiteramos la importancia de fomentar un diálogo respetuoso y basado en la argumentación sosegada, la evidencia científica y la escucha del que disiente, especialmente en temas que tocan cuestiones fundamentales como la vida, la libertad, la familia y la dignidad humana.

Julio Tudela – Cristina Castillo – Observatorio de Bioética – Instituto Ciencias de la Vida – Universidad Católica de Valencia