En los vídeos anteriores, hemos comentado los primeros capítulos de la encíclica del Papa Francisco dedicada al Sagrado Corazón de Jesús. Ahora, nos centramos en el quinto capítulo titulado «Amor por amor», que aborda la dimensión caritativa y social de esta devoción. El Papa describe cómo el Sagrado Corazón conquista nuestro corazón, una etapa inicial en la devoción que se basa en reconocer cuánto nos ama Jesús. Este descubrimiento, lejos de generar un quietismo pasivo, nos invita a confiar en Él y a identificarnos con su voluntad, pensamientos y afectos.
La devoción al Sagrado Corazón no es un simple cumplimiento de normas o sacrificios, sino un amor que transforma al ser humano. Jesús, al amarnos, despierta en nosotros un amor que se expande y se convierte en un poder capaz de generar libertad y fuerzas nuevas, que antes estaban dormidas o no se manifestaban. Este amor, según el Papa, es el poder de Dios, no un poder físico ni intelectual, sino el poder del amor divino que puede cambiar el corazón del hombre.
Caridad: Un Amor Místico
El Papa subraya que la caridad, nacida del Sagrado Corazón de Jesús, es una realidad mística, un amor que no depende de las fuerzas humanas, sino que proviene de la unión con Cristo. Este amor transforma nuestro corazón y nos permite amar a los demás no desde nuestro egoísmo, sino desde el amor divino que actúa en nosotros. A través de la unión con Cristo, nuestro corazón se «hornea» en su amor y se hace apto para amar de una manera que solo Él puede enseñarnos. En las palabras de San Bernardo, el amor de Cristo expulsa de nosotros el egoísmo, transformando nuestra forma de ver y relacionarnos con los demás.
El Amor que Abarca a Todos
La caridad que brota del Corazón de Jesús no solo es un amor hacia Dios, sino un amor hacia el prójimo, un amor que abarca a todos. Este amor tiene una dimensión social que se extiende a toda la sociedad, pues cuando los pecados sociales se generalizan, se crean «estructuras de pecado» que afectan a la comunidad. La caridad, por tanto, no solo se refiere a ayudar a los necesitados individualmente, sino a trabajar para transformar la sociedad y luchar contra las injusticias sociales. Cada cristiano, según su vocación, tiene el deber de contribuir al bien común, ya sea a través de la política, la educación o el ejemplo personal.
El amor de Cristo es universal: se extiende a todos los hombres, incluso a aquellos que nos hacen daño, los que nos persiguen o los que piensan distinto a nosotros. Este amor se refleja en las palabras de Jesús, que nos enseñan a amar a nuestros enemigos y a reconocerlo en cada uno de nuestros hermanos, especialmente en los más débiles.
Un Amor que Abarca Cuerpo y Alma
La caridad también tiene una dimensión integral que abarca tanto las necesidades materiales como espirituales del ser humano. Jesús, al mostrar su amor a través de su Corazón, no solo se preocupa por el bienestar físico, como la alimentación o la salud, sino también por la restauración de los corazones heridos. Esto implica, a veces, el arrepentimiento y la petición de perdón, dos actitudes esenciales de la caridad cristiana. Reconocer nuestros pecados y pedir perdón es una forma de restaurar la fraternidad y sanar las heridas que hemos causado a los demás.
El amor de Cristo, recibido a través de su Sagrado Corazón, es un amor que no solo sana las heridas materiales, sino también las espirituales, restaurando las relaciones y la fraternidad entre los hombres. La caridad, por tanto, es un amor que cubre todo, que transforma al mundo y a cada individuo, y que nos llama a amar con la misma intensidad y generosidad con la que Cristo nos amó.
Este quinto capítulo de la encíclica nos invita a reflexionar sobre la verdadera naturaleza de la caridad cristiana: un amor místico, transformador y universal que abarca tanto a todos los hombres como todas las dimensiones de su ser, material y espiritual. Un amor que, al ser recibido de Cristo, nos impulsa a amar de la misma manera y a construir una sociedad más justa y fraterna.
Capítulo 1: Dilexit Nos. El corazón
Capítulo 2: Gestos y palabras de amor
Capítulo 3: Este es el corazón que tanto amó