En programas anteriores hemos tratado los dos primeros capítulos de la encíclica del Papa Francisco sobre el Sagrado Corazón de Jesús. En el primer capítulo, titulado «La importancia del corazón», se aborda desde una perspectiva antropológica, mientras que el segundo, «Gestos y palabras de amor», se enfoca netamente en aspectos bíblicos. En este tercer capítulo, el Papa Francisco dirige una mirada más teológica y doctrinal a la devoción al Sagrado Corazón de Jesús.
El Papa ya mencionó en el primer capítulo de esta serie que la teología, influenciada por la filosofía griega, ha considerado durante mucho tiempo los afectos como una realidad infrahumana, dando primacía a la razón y la reflexión. Sin embargo, el corazón es el centro de la persona, donde se unen la dimensión espiritual y corporal. Es necesario rescatar y purificar la devoción al Sagrado Corazón de Jesús frente al escepticismo racionalista. Esta conexión psicosomática de Cristo se ha mantenido en la Iglesia a lo largo de los siglos, principalmente a través de las devociones populares.
Purificar la Devoción del Sentimentalismo
El Papa Francisco destaca que estas devociones populares han mirado directamente a la dimensión humana de Cristo con sus sentimientos y amor sensible. No obstante, también es cierto que estas devociones han derivado en cierto sentimentalismo. Basta con buscar en Google imágenes del Sagrado Corazón de Jesús para ver cómo se ha difundido una visión sentimental y autónoma del corazón.
El corazón, sin embargo, es el centro de la persona donde se aúna inteligencia, voluntad y cuerpo. Es el lugar donde se manifiesta la unidad de alma y cuerpo que somos. Además, no solo representa a la persona en general, sino que manifiesta la dimensión relacional de la persona. Es una invitación al diálogo, al amor, al trato y a la mutua entrega.
Tres Consideraciones Teológicas
En este tercer capítulo, el Papa Francisco ofrece tres consideraciones teológicas sobre la devoción al Sagrado Corazón de Jesús:
- La naturaleza humana de Cristo: La devoción al Sagrado Corazón nos muestra claramente la humanidad de Cristo. La primera herejía en la Iglesia naciente no fue la negación de la divinidad de Cristo, sino de su humanidad. Las herejías docetistas, provenientes de ambientes gnósticos y maniqueos, consideraban la materia y el cuerpo como algo negativo e impuro. El Catecismo de la Iglesia afirma que creemos en Dios creador de la carne, en el Verbo hecho carne para rescatar la carne, y en la resurrección de la carne. Contemplando el Sagrado Corazón, descubrimos que Jesús tiene sentimientos auténticos de alegría, tristeza e ira, lo cual revela su verdadera humanidad.
- El amor espiritual divino del Verbo eterno: A través del corazón sensible de Jesús, llegamos al amor espiritual divino del Verbo eterno. Jesucristo es el Hijo de Dios eterno que, en el seno de María, adquirió nuestra naturaleza humana. Es una sola persona con dos naturalezas: la divina y la humana. Este doble carácter nos permite llegar hasta Dios mismo. Contemplando a Cristo, especialmente en momentos de sufrimiento, descubrimos que su amor sensible obedece a un amor espiritual humano y divino. Jesús, al aceptar su pasión, muestra una entrega total, tanto sensible como espiritual, revelando así el amor eterno del Hijo.
- La dimensión trinitaria: La devoción al Sagrado Corazón también nos conduce a una comprensión más profunda de la Trinidad. Cristo reveló la relación entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. El amor perfecto entre ellos nos muestra que Dios es amor en su esencia. Esta verdad ilumina nuestra propia existencia, ya que somos creados a imagen y semejanza de Dios. El amor sustancial de Dios se refleja en nosotros, aunque de manera accidental. Esta contemplación nos invita a actualizar continuamente el amor en nuestra vida, siguiendo el ejemplo del amor total y desinteresado de Cristo.
En resumen, este tercer capítulo de la encíclica del Papa Francisco nos invita a profundizar en la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, rescatándola del sentimentalismo y comprendiendo su rica dimensión teológica. Al contemplar el Sagrado Corazón, descubrimos la verdadera humanidad de Cristo, su amor espiritual divino y la profundidad del misterio trinitario. Esta devoción nos llama a una relación más íntima con Cristo y a vivir el amor de Dios en nuestras vidas de manera plena y auténtica.
Capítulo 1: Dilexit Nos. El corazón