Restauración del Baldaquino y la Cátedra de San Pedro: Un retorno al esplendor

Los andamios que han cubierto el Baldaquín de Bernini en la Basílica de San Pedro serán retirados, marcando el inicio de una nueva etapa para estas icónicas obras de arte

Los andamios que han cubierto el Baldaquín de Bernini en la Basílica de San Pedro durante los últimos nueve meses están a punto de ser retirados. La restauración de esta obra maestra barroca culminará el próximo 27 de octubre, durante la misa de clausura del Sínodo, presidida por el Papa Francisco. En esta ceremonia, también se exhibirá temporalmente el antiguo asiento de la época carolingia de la Cátedra, que fue retirado durante las restauraciones programadas hasta noviembre.

El renacer del Baldaquín

El Baldaquín de San Pedro recupera su esplendor a medida que se acerca la ceremonia eucarística que marcará el final del Sínodo. El cardenal Mauro Gambetti, arcipreste de la Basílica, destacó la significación de esta fecha, recordando que el 27 de octubre de 1986 tuvo lugar el histórico encuentro interreligioso por la paz en Asís, impulsado por Juan Pablo II. «El Papa Francisco visitó la obra y la apreció mucho», afirmó Gambetti, quien también comentó sobre la esperanza de que esta restauración inspire un renacer espiritual: «Deberíamos pensar en una restauración de nuestros corazones y de nuestra interioridad, porque frecuentemente nos perdemos en lo superficial y olvidamos lo esencial: el amor».

Preparativos para el Jubileo

El padre Enzo Fortunato, director de Comunicación de la Basílica, comparó la restauración con los preparativos para una boda en familia, donde se limpia y se renueva todo. En este sentido, enfatizó las intervenciones realizadas en la Basílica en vista del próximo Jubileo, como la instalación de un nuevo cristal protector para la Piedad de Miguel Ángel.

Una obra monumental de Bernini

El Baldaquín, que se alza casi 29 metros sobre cuatro columnas retorcidas, es un monumento de bronce dorado diseñado por Gian Lorenzo Bernini entre 1624 y 1635. La última restauración significativa tuvo lugar en 1758, donde un equipo de aproximadamente 60 trabajadores colaboró durante tres meses para devolverle su brillo. Sin embargo, a lo largo de los años, una capa de polvo había opacado su esplendor. El ingeniero Alberto Capitanucci, jefe del área técnica de la Fábrica de San Pedro, destacó la complejidad del tratamiento que se le ha dado al bronce, logrando un resultado de gran ligereza y profundidad.

Un trabajo en equipo

La restauración fue un esfuerzo conjunto que involucró a técnicos, restauradores, historiadores del arte e ingenieros, quienes trabajaron en estrecha colaboración con el Gabinete de Investigación Científica de los Museos Vaticanos para seleccionar los materiales más adecuados. «Fue un trabajo coral, donde cada uno aportó sus conocimientos específicos», señaló el restaurador Giuseppe Mantella, enfatizando la importancia de cada etapa del proceso.

Huellas de la historia

Durante la reciente visita de prensa a los andamios, los asistentes pudieron observar de cerca los resultados de la restauración, incluidos los detalles refinados de los ángeles y el brillo de los elementos decorativos diseñados por Bernini. Durante los trabajos, se encontraron interesantes vestigios, como grafitis y firmas de antiguos restauradores, así como una suela de zapato de un niño que podría haber estado aprendiendo el oficio de su padre.

Restauración de la Cátedra de San Pedro

La experiencia adquirida en la restauración del Baldaquín ha facilitado el inicio de la restauración de la Cátedra de San Pedro, también obra de Bernini, realizada en 1666. Este andamiaje se desmontará en noviembre. El antiguo asiento de madera, conocido como la Cathedra Sancti Petri Apostoli, fue extraído temporalmente para ser mostrado al Papa Francisco y será exhibido al público el 27 de octubre, antes de su regreso a su lugar original.

Un tesoro histórico

Este antiguo asiento, que no se había extraído del monumento en 50 años, data de la época carolingia y presenta un friso de marfil que representa al emperador Carlos el Calvo, coronado por ángeles en 875 en la Basílica de San Pedro. Las investigaciones están en marcha para evaluar su estado de conservación y podrían revelar nuevos detalles sobre su historia. «Es posible que esta sede contenga elementos aún más antiguos que simbolizan la primacía del Papa en la Iglesia Universal», concluyó Pietro Zander, jefe de la sección de la Necrópolis y del Patrimonio Artístico de la Fábrica de San Pedro.