La situación actual de Garabandal y la postura de la Iglesia Católica

Un análisis de las apariciones marianas y la respuesta eclesiástica a más de 60 años de controversia y devoción

Garabandal, un pequeño pueblo en el norte de España, ha sido centro de atención desde que cuatro niñas afirmaron haber tenido apariciones de la Virgen María en los años 60. Estas apariciones han generado un gran interés y controversia dentro de la Iglesia Católica y entre los fieles. Este artículo examina la situación actual de Garabandal y la postura de la Iglesia Católica respecto a estos eventos.

Antecedentes de Garabandal

Entre 1961 y 1965, cuatro niñas de Garabandal (Conchita, Jacinta, Mari Loli y Mari Cruz) afirmaron haber tenido numerosas apariciones de la Virgen María y del Arcángel San Miguel. Durante estas apariciones, la Virgen les habría dado mensajes dirigidos a la humanidad, advirtiendo sobre la necesidad de arrepentimiento y conversión.

Investigaciones Iniciales

La Iglesia Católica, fiel a su prudencia, inició una serie de investigaciones para determinar la autenticidad de las apariciones. La Comisión Diocesana de Santander, encargada de la investigación, concluyó en 1967 que no había evidencia suficiente para confirmar la sobrenaturalidad de los eventos. Sin embargo, la Iglesia no ha declarado que los eventos sean falsos, sino que no han encontrado pruebas concluyentes.

De hecho, el Obispo Vilaplana , sucesor del Obispo Juan Antonio del Val, pidio al Cardenal Ratzinger ( entonces prefecto de Doctrina de la Fe), que declarara el “ Consta la NO sobrenatularidad”. El futuro papa Benedicto XVI se negó a ello, y le dijo al Obispo que en todo caso la expresión correcta era la de que “NO consta la sobrenaturalidad”. Esta expresión es la que refleja la posición de neutralidad actual.

Postura Actual de la Iglesia

Hasta la fecha, la postura oficial de la Iglesia Católica se mantiene cautelosa. No ha habido una declaración definitiva que apruebe o condene las apariciones de Garabandal. En 1987, el entonces obispo de Santander, Juan Antonio del Val Gallo, permitió que se continuara con el estudio de los eventos y autorizó el culto privado, pero no público, en Garabandal.

El Papa Juan Pablo II, el Padre Pío y otros miembros del clero han mostrado interés y apoyo personal hacia los eventos de Garabandal, aunque sin una declaración oficial. Actualmente, muchos fieles continúan visitando Garabandal, esperando el cumplimiento de las profecías asociadas a las apariciones.

«A la vista de las irregularidades en los anteriores juicios eclesiásticos sobre Garabandal, con apoyo del cardenal Ratzinger, futuro papa Benedicto XVI, se organizó una comisión diocesana que expresó el 26 de abril de 1991 su parecer neutral.

Aunque el 28 de noviembre de 1992 Ratzinger pidió al obispo de Santander que publicara esa declaración de neutralidad, los sucesivos obispos no lo han hecho solemnemente, sino solo en mensajes dirigidos a particulares.» (El Debate)

El Papel de los Videntes

Las niñas que fueron testigos de las apariciones han llevado vidas discretas. Conchita González, la principal vidente, vive en los Estados Unidos y mantiene una postura reservada sobre los eventos, aunque continúa afirmando su veracidad. Las otras videntes también han mantenido una actitud de fe y humildad, esperando el juicio definitivo de la Iglesia.

Impacto en la Comunidad de Fieles

Garabandal sigue siendo un lugar de peregrinación para miles de personas que buscan una experiencia espiritual y un encuentro más profundo con su fe. A pesar de la falta de reconocimiento oficial, el fervor y la devoción de los fieles no han disminuido.


La situación actual de Garabandal permanece en un estado de expectativa. La Iglesia Católica, a través de sus investigaciones y prudencia, sigue sin emitir un veredicto definitivo sobre las apariciones. Mientras tanto, la fe y la devoción de los peregrinos continúan siendo un testimonio del impacto profundo que estos eventos han tenido en la vida de muchos.

La historia de Garabandal nos recuerda la importancia de la paciencia y la oración en la espera de la verdad, así como la necesidad de mantener la fe y la devoción en medio de la incertidumbre.