San Pío de Pietrelcina: Relatos de Fe, Visiones y Milagros de un Santo Extraordinario

El 23 de septiembre se celebra el día de San Pío de Pietrelcina, conocido por muchos como el «santo de los estigmas». Padre Pío es famoso no solo por las heridas en sus manos y pies que recordaban las de Cristo, sino también por sus numerosos milagros y fenómenos inexplicables. Entre las asombrosas anécdotas del Padre Pío, destaca el testimonio de Lucía Iadanza, una devota desde su infancia en Pietrelcina, que estuvo bajo la dirección espiritual del santo.

Cuando al Padre Pío le destinaron a San Giovanni Rotondo, Lucía lo visitaba a menudo para recibir sus consejos. En la Nochebuena de 1922, decidió pasar la velada cerca del Padre Pío. A pesar del frío, Lucía y otras mujeres aguardaban en la sacristía, calentadas por un brasero encendido, para asistir a la Misa de medianoche. Mientras las demás dormían, Lucía rezaba el Santo Rosario. En ese momento, vio al Padre Pío bajar la escalera interna de la sacristía y detenerse junto a la ventana, donde, en un halo de luz, contempló al Niño Jesús en brazos del capuchino, cuyo rostro se tornó radiante.

Al desaparecer la visión, el Padre Pío, notando la mirada atónita de Lucía, se acercó a ella y le preguntó qué había visto. Al escuchar la verdad, le advirtió que no contara a nadie lo sucedido, agregando una advertencia humorística pero firme.

Una Carta Profética

El Padre Pío también es conocido por una carta profética, datada el 7 de abril de 1913, destinada a su director espiritual, el padre Agostino de San Marco in Lamis. En esta misiva, Padre Pío relata una visión donde Jesús, golpeado y desfigurado, le muestra una multitud de sacerdotes. Jesús, con lágrimas en los ojos, se aleja de ellos llamándolos «carniceros» por su infidelidad y su inclinación hacia la masonería. Esta carta, recogida en el primer volumen del Epistolario del Padre Pío, es una advertencia profunda sobre la pureza y la devoción en el sacerdocio.

Encuentro con Franco Zeffirelli

Otra anécdota notable ocurrió en 1941 con Franco Zeffirelli, famoso director de cine. A los dieciocho años, Zeffirelli viajó con unas amigas milanesas para conocer al Padre Pío y asistir a su Misa. Durante la Comunión, el Padre Pío negó el sacramento a una de las jóvenes y a sus amigas por no haber obedecido a sus padres al escaparse de casa. Solo después de que las jóvenes llamaron a sus madres para pedir perdón, el Padre Pío les impartió la Comunión.


Estas historias resaltan el carácter firme y espiritual del Padre Pío, un hombre devoto cuya vida estuvo marcada por milagros y visiones. En su día, recordamos su legado de fe y devoción, y su influencia en la vida de muchos fieles.