La Fe en Público: La Valentía de Ser Católicos en la Sociedad Contemporánea

Entre anécdotas y desafíos, reflexionamos sobre la importancia de vivir nuestra fe con naturalidad y valentía, inspirados por ejemplos actuales y la figura de María

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Hace unos días me contaban una anécdota que me hizo sonrojar, porque me había ocurrido algo muy similar a lo que le pasó al protagonista de la historia. Un catedrático, al llegar a dar clase en la universidad, sin darse cuenta hizo una genuflexión frente a la pizarra, lo que generó la clara sorpresa por parte de sus alumnos. Debo confesar que a mí me sucedió casi lo mismo durante una conferencia a la que, para colmo, llegaba tarde. Puede pasar que en ocasiones, los gestos de nuestra fe pueden aflorar de manera inesperada y fuera de contexto provocando situaciones graciosas o algo embarazosas.

Después de unos minutos de risas a costa de despistados como nosotros, viene inevitablemente la reflexión sobre cómo los católicos nos mostramos en la sociedad contemporánea: sin hacer cosas fuera de lugar, como genuflexiones indebidas, pero tampoco con complejos.

Menciono esto a propósito de la reciente sanción al judoka Nemanja Majdov por santiguarse antes de entrar al tatami en los Juegos Olímpicos de París 2024. Sin duda, se trata de una persecución surrealista que no puede dejarnos indiferentes. Nemanja, campeón del mundo en 2017 y campeón de Europa en 2023, declaró que el Señor le había dado todo en su carrera, que estaba orgulloso de ello y que nada, bajo ninguna circunstancia, cambiaría esa realidad. También expresó que era lamentable que un deporte como el judo se dejara influir por este tipo de situaciones. Y realmente lo es.

Sin embargo, como creyentes, sabemos que Dios nunca se deja ganar en generosidad, y que recompensará la valentía de Nemanja al ciento por uno. Este tipo de situaciones nos desafían a educar a nuestros jóvenes en la valentía de vivir su fe, sin ser «raros», pero tampoco escondiéndola. No se trata de «llevar el carnet en los dientes» o andar dando capones con la Biblia, como alguna vez escuché decir a un sacerdote, sino de vivir con coherencia y naturalidad nuestra identidad cristiana.

La sociedad de hoy parece cada vez más incómoda con cualquier manifestación pública de fe, incluso con gestos tan sencillos como santiguarse. Esto refleja una creciente presión para mantener nuestras creencias dentro del ámbito privado, como si la fe fuera algo que debe esconderse o disimularse para no incomodar. Pero, como católicos, estamos llamados a ser testimonios vivos, no de manera estridente, sino con el coraje y la firmeza de quien sabe que su vida está guiada por valores más altos.


Nemanja Majdov es un buen ejemplo de cómo debemos comportarnos ante este tipo de situaciones. No se dejó intimidar ni traicionar sus principios, y eso es algo que todos podemos aprender. Como creyentes, debemos caminar con la cabeza en alto, sin vergüenza ni miedo de mostrarnos tal como somos. Nuestra fe no es una rareza, sino una parte integral de nuestra identidad, y cuando la vivimos con autenticidad, se convierte en un testimonio poderoso.

Finalmente, debemos recordar que, como cristianos, nuestra referencia es siempre María, nuestra Madre. Ella, en su sencillez y humildad, vivió su fe con una valentía inquebrantable. Es el modelo perfecto de cómo debemos ser: sin estridencias, pero también sin cobardías, confiando plenamente en que Dios nos acompaña en cada paso que damos.

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