En tiempos de descontento con las políticas gubernamentales, surge una pregunta importante para muchos católicos: ¿deberíamos seguir pagando impuestos incluso si no estamos de acuerdo con las decisiones del gobierno? La doctrina social de la Iglesia Católica ofrece una guía valiosa para abordar esta cuestión.
La Función del Estado y el Bien Común
La doctrina social de la Iglesia Católica reconoce la importancia del Estado en la promoción del bien común. El Catecismo de la Iglesia Católica (CEC) enseña que el Estado tiene la responsabilidad de garantizar el orden y la justicia en la sociedad (CEC, 1901-1912). El pago de impuestos es una manera en la que los ciudadanos contribuyen a este fin, apoyando el funcionamiento de instituciones que buscan el bienestar general.
La Naturaleza de los Impuestos
En el contexto de la doctrina social, los impuestos no se consideran un simple deber fiscal, sino una expresión de la solidaridad y responsabilidad social. San Pablo, en su Epístola a los Romanos, insta a los cristianos a someterse a las autoridades civiles y a pagar sus impuestos, subrayando que estas autoridades han sido establecidas por Dios (Romanos 13:1-7). Esta enseñanza se basa en la idea de que, aunque el gobierno pueda ser imperfecto, su función de promover el bien común justifica el cumplimiento de nuestras obligaciones fiscales.
El Principio de Solidaridad
La doctrina social de la Iglesia enfatiza el principio de solidaridad, que nos llama a contribuir al bienestar de los demás, especialmente de los más necesitados. En su encíclica Sollicitudo Rei Socialis, el Papa Juan Pablo II explica que la solidaridad implica una responsabilidad compartida para crear una sociedad más justa. El pago de impuestos es una manera concreta de expresar esta solidaridad, incluso cuando se tiene desacuerdo con ciertas políticas.
La Crítica Constructiva
El hecho de pagar impuestos no significa que los católicos deban aceptar pasivamente todas las decisiones del gobierno. La doctrina social también reconoce el derecho y la responsabilidad de los ciudadanos de cuestionar y trabajar para mejorar las políticas públicas. Sin embargo, esto debe hacerse de manera constructiva y dentro del marco legal, respetando las instituciones que, en teoría, buscan el bien común.
Conclusión
Desde la perspectiva de la doctrina social de la Iglesia Católica, pagar impuestos es una obligación que contribuye al funcionamiento del Estado y al bien común, incluso cuando uno no está de acuerdo con todas las decisiones gubernamentales. Esta práctica no solo apoya las instituciones que buscan el bienestar general, sino que también refleja un compromiso con el principio de solidaridad. A través del diálogo constructivo y el compromiso con la justicia social, los católicos pueden buscar mejorar las políticas públicas, mientras cumplen con sus deberes cívicos.
En resumen, el pago de impuestos es visto como un acto de responsabilidad y solidaridad, alineado con la enseñanza de la Iglesia sobre la importancia de contribuir al bien común y participar activamente en la construcción de una sociedad más justa.