Esta mañana, saliendo de la Nunciatura Apostólica, el Santo Padre Francisco se traslada en coche a la Escuela «Irmãs Alma» para niños discapacitados.
A su llegada, a las 8.45 horas (1.45 hora de Roma), el Papa fue recibido a la entrada de la Escuela por un grupo de Hermanas de la Congregación Alma y algunos niños vestidos con trajes tradicionales que entonaron una canción. A continuación, fue acompañado a la Sala San Vicente de Paúl, donde se reunió con unos 50 niños y 28 hermanas. Un niño le regaló el tais, el pañuelo tradicional. A continuación, la superiora de la congregación Alma, la hermana Getrudis Bidi, presentó al Papa Francisco la labor de la organización caritativa. A continuación, se interpretaron una canción y un baile y, después, se entregó al Santo Padre una placa que celebraba el 60 aniversario de la fundación de la Congregación Alma para que la firmara.
Al final, el Santo Padre se trasladó en coche a la Catedral de la Inmaculada Concepción de Dili.
Publicamos a continuación las palabras del Papa a los niños durante la visita:
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Palabras del Papa
Hay una cosa que a mí siempre me hace pensar: cuando Jesús habla del juicio final, le dice a unos: “Vengan conmigo”, pero no les dice “Vengan conmigo porque estuvieron bautizados, porque estuvieron confirmados, porque se casaron por la Iglesia, porque no mintieron, porque no robaron”. No, “vengan conmigo porque me cuidaron”, me cuidaron. Y Jesús dice: “Vengan conmigo porque me cuidaron cuando tuve hambre y me dieron de comer, cuando tuve sed y me dieron de beber, cuando estaba enfermo y me visitaron”, y así sigue. Esto lo llamo el sacramento de los pobres. Un amor que anima, que construye y que fortalece.
Y esto es lo que uno encuentra aquí: amor. Sin amor esto no se entiende. Y así entendemos el amor de Jesús que dio su vida por nosotros. No podemos entender el amor de Jesús si nosotros no entramos a practicar el amor. Compartir la vida con las personas que tienen más necesidad es un programa, un programa de ustedes, es un programa de todo cristiano. Quiero agradecerles lo que hacen y quiero agradecer también a las nenas y a los muchachos y a los chicos y a las chicas que nos dan el testimonio de dejarse cuidar [Aplausos]. Porque ellos nos enseñan a nosotros cómo debemos dejarnos cuidar por Dios. Dejarnos cuidar por Dios y no por tanta ideas, o planes, o caprichos. Dejarnos cuidar por Dios. Y ellos son nuestros maestros. Gracias a ustedes por esto.
Estoy viendo a este [niño], ¿cómo se llama? Silvano, traelo acá. ¿Y qué nos enseña Silvano?, ¿qué nos enseña? Nos enseña a cuidar. Cuidándolo a él aprendemos a cuidar. Y si le miramos la cara, está tranquilo, paciente, durmiendo en paz. Y así como él se deja cuidar, nosotros también tenemos que aprender a dejarnos cuidar. Dejarnos cuidar por Dios, que nos quiere tanto, dejarnos cuidar por la Virgen, que es nuestra Madre.
Y ahora… Ahora rezamos a la Virgen un Avemaría y les doy la bendición.
(Oración del Avemaría y bendición)
Después de la bendición:
Y no se olviden. Y no se olviden de que tenemos que aprender a dejarnos cuidar, todos, como ellos se dejan cuidar. Gracias.
[Aplausos]
Gracias.
Intercambio de dones
Y este. Este es el regalo que dejo a esta casa. Miren bien: San José cuida a la Virgen, la Virgen cuida a Jesús. El más importante es el que se deja cuidar más: Jesús. Se deja cuidar por María y por José.