Sobre el camino sinodal en Alemania, el Papa Francisco recordó las palabras que dirigió a monseñor Georg Bätzing, presidente de la Conferencia Episcopal alemana: “Hay una muy buena Iglesia evangélica en Alemania. No necesitamos dos. El problema surge cuando la vía sinodal proviene de las élites intelectuales y teológicas, y está muy influenciada por las presiones externas”.
Es preciso explicar que el país alemán inició hace unos años este camino sinodal en el que en los documentos de trabajo avanzan propuestas como la ordenación sacerdotal de mujeres, el celibato voluntario para sacerdotes y cambios en la moral sexual.
El Santo Padre pronunció dichas palabras en un encuentro con los presidentes de las revistas de la Compañía de Jesús (Jesuitas) celebrado el 19 de mayo de 2022, y fue reproducido el 14 de junio por La Civiltà Cattolica. Entonces reconoció que el de Alemania es “un camino sinodal que algunos piensan que es herético, pero que en realidad es muy cercano a la vida real. Muchos dejan la Iglesia porque ya no confían en ella”, al mismo tiempo que matiza que, igualmente: “Hay una muy buena Iglesia evangélica en Alemania. No necesitamos dos. El problema surge cuando la vía sinodal proviene de las élites intelectuales y teológicas, y está muy influenciada por las presiones externas”, mientras que otras diócesis el itinerario sinodal “se está haciendo con los fieles, con el pueblo, lentamente”.
La carta del Papa sobre el camino sinodal alemán
Además, Su Santidad apuntó que todo lo que considera sobre este proceso que se está desarrollando en la nación alemana está en una carta publicada el 29 de junio de 2019: “La escribí solo, y me llevó un mes escribirla. No quería involucrar a la Curia, en la que “escribí lo que pienso”.
En ella expuso que observaba “con dolor la creciente erosión y deterioro de la fe con todo lo que ello implica no sólo a nivel espiritual, sino también a nivel social y cultural”, una decadencia polifacética que “no es fácil ni rápida de resolver”.
Asimismo, el Sucesor de Pedro señaló que para que el proceso se desarrolle se “necesita sobre todo valor” y que “hay que tener cuidado de no caer en las trampas colocadas a lo largo del camino”, las llamadas “tentaciones”. Y “en la base de esta tentación está la creencia de que la mejor respuesta a los muchos problemas y deficiencias que existen es reorganizar las cosas, cambiarlas, volver a ponerlas en orden y hacer más fácil la vida eclesial adaptándola a la lógica actual o a la de un grupo particular”. Para el Pontífice, una realidad eclesial organizada no resuelve nada porque también necesita del “mordisco del Evangelio”, su frescura.
También considera que los objetivos de una verdadera reforma están dados por las bienaventuranzas: salir al encuentro de los hermanos y hermanas de las periferias, evitando acabar encerrados en las particularidades: “Los desafíos que tenemos entre manos, las diferentes cuestiones e interrogantes a enfrentar no pueden ser ignoradas o disimuladas: han de ser asumidas pero cuidando de no quedar atrapados en ellas, perdiendo perspectiva, limitando el horizonte y fragmentando la realidad”.
Puedes leer la carta del Papa Francisco sobre el camino sinodal en Alemania aquí.