José Antonio Varela ofrece a los lectores de Exaudi este artículo sobre el mensaje del Papa por la 55ª Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, celebrada el próximo domingo 16 de mayo, titulado “’Ir y ver’, método eficaz para la comunicación humana”.
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El mensaje del Papa Francisco por la 55ª Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales (JMCS) a celebrarse este domingo 16 de mayo, contiene una invitación que recoge las mismas palabras de Jesús cuando llamó a sus apóstoles: “Ven y verás”.
A este respecto, señala el Santo Padre, la invitación a “ir y ver” es el método de toda comunicación humana auténtica, pues para relatar la verdad de la vida es necesario salir de la cómoda presunción del “como es ya sabido”. Sino más bien, ponerse en marcha, ir a ver, estar con las personas, escucharlas, confrontar la realidad.
Salir siempre
“Ir y ver”, que es la invitación de Francisco, debe tomarse en cuenta para toda expresión comunicativa que quiera ser límpida y honesta, sea en los medios, la predicación o la comunicación política. En oposición a esto, debe evitarse una información construida solo en las redacciones, frente a la computadora, sin salir nunca a la calle, sin “desgastar las suelas de los zapatos”, advierte.
Una conclusión “urgente” sería que los comunicadores y pastores del pueblo de Dios estarán en lo correcto, solo si saben promover el encuentro con las personas. Esto es, buscar historias o verificar directamente realidades, que de otro modo no circularían; generar encuentros que de otra forma no se producirían.
El “ven y lo verás” es el método más sencillo para conocer una realidad, nos habla el Papa, pues es la verificación más honesta de todo anuncio. Porque para conocer es necesario encontrar, permitir que aquel que tengo de frente me hable, dejar que su testimonio me alcance.
Proteger el periodismo
El mensaje pontificio dedica unas líneas importantes al periodismo, como responsable de relatar, como se debe, la realidad. Lo que se requiere de los profesionales de la prensa es un arrojo para ir allá donde nadie va. Motivados sí por una curiosidad y una pasión, pero con una apertura tal, que al final vuelve valiente y comprometido a quien asume el riesgo que esto conlleva.
Es por ello que, gracias al periodismo -continúa el Papa-, se conocen las difíciles condiciones de las minorías, los abusos e injusticias contra los pobres, la trata de personas, la destrucción del medio ambiente y se toma conciencia de las guerras olvidadas.
El documento no quita la mirada ante estos tiempos de pandemia. En esta realidad, tan dolorosa y con tanto abandono e indolencia de las políticas públicas, hay más motivos para “ir y ver”.
Una red que comunique bien
Muy en la línea de los últimos mensajes por la JMCS, el Santo Padre destaca que la red (Internet), con sus innumerables expresiones sociales, puede multiplicar la capacidad de contar de primera mano y de compartir. Por ello, la cataloga como “Instrumento formidable”, que nos permite ser testigos de eventos que de otra forma los medios pasarían por alto, sean estas, historias de denuncia, pero también positivas.
Sin embargo, dicha red puede ser nuestra aliada, como también puede acarrear dolor, destrucción, libertinaje y manipulación. Allí están las denominadas fake news o noticias falsas, frente a las cuales el pastor universal nos increpa a desenmascarlas. Es muy claro el mensaje, al recordar que todos somos responsables de la comunicación que hacemos, de las informaciones que damos y del control que ejercemos.
Ya para finalizar el documento, el Papa Francisco nos pide el compromiso de no convertir a la comunicación en un proceso puramente virtual. Sino tener la conciencia de que, nada puede sustituir completamente el hecho del encuentro en persona.
Por eso nos recuerda que no se comunica solamente con las palabras, sino también con los ojos, con el tono de la voz, con los gestos. Es decir, de corazón a corazón, que es algo con lo que te vas involucrando a pocos: primero mediante el diálogo, para pasar luego a una experiencia real y así a un encuentro duradero y amoroso.
Son modelos de este estilo, el mismo Jesucristo, así como san Pablo y todos los misioneros de ayer y hoy, que hicieron de su predicación un verdadero atractivo, pues se encontraron con las personas “donde están y como son”. He allí el desafío.