El cardenal Marc Ouellet, prefecto de la Congregación para los Obispos y presidente de la Pontificia Comisión para América Latina, manifestó su confianza en que los frutos de la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe, “después de un tiempo de escucha y reflexión, sean signo de una Iglesia en continua conversión pastoral y misionera que crece en la vivencia y la transmisión de la fe, la esperanza y la caridad”.
Según informó ayer, 18 de mayo de 2021, en una nota el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), las palabras del purpurado fueron expresadas en la sesión inaugural de la 38ª Asamblea General del CELAM, que se lleva a cabo del 18 al 21 de mayo. Mons. Oullet observa con alegría y gratitud el esfuerzo realizado por el Consejo, a pesar de la pandemia, de adelantar lo referente al proceso de renovación del organismo eclesial.
Referencia del Papa Francisco
En esta línea, el purpurado recuperó algunas de las palabras dichas por el Santo Padre en diferentes espacios, oportunas en el marco de la Asamblea General del CELAM: Recordando el mensaje del Pontífice al SEDAC en 2019, reiteró la necesidad de superar la tentación de quedarse en la denuncia para pasar al anuncio de la vida nueva que ofrece Jesucristo, y animó a construir puentes entre comunidades eclesiales.
Asimismo, aludiendo a uno de los mensajes del Papa durante la Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro en 2013, el prefecto insistió en la necesidad de mantener activo el compromiso adquirido en la Aparecida, teniendo presente que la búsqueda de la unidad es un imperativo.
Del mismo modo, se refirió al reciente Motu proprio Antiquum ministerium para reiterar la importancia del compromiso misionero, por lo que confía en que la implementación de la nueva reestructuración del CELAM resalte el servicio desde abajo y la comunión entre todos, porque el cambio de los corazones surge como fruto de la misionalidad.
Finalmente, señala la nota del CELAM, el prefecto abogó porque este proceso se viva en un verdadero clima de oración y discernimiento que lleve a la Iglesia latinoamericana a reflexionar sobre la importancia de trabajar por una verdadera cultura vocacional que fortalezca el camino de laicos y consagrados en su encuentro con Dios.