El próximo domingo 25 de abril, a las 9 horas, el Papa Francisco, como Obispo de Roma, presidirá en San Pedro la Misa de consagración como sacerdotes de un grupo de 9 diáconos de la diócesis de la capital italiana. El año pasado las ordenaciones presbiterales se aplazaron y fueron celebradas por el cardenal vicario Angelo De Donatis en San Juan de Letrán a causa de la pandemia.
Según una nota de la vicaría de la diócesis de Roma, se trata de nueve seminaristas que en este momento están en un retiro espiritual de preparación en un monasterio y que se formaron en los distintos seminarios diocesanos. Seis estudiaron en el Pontificio Seminario Mayor Romano (Georg Marius Bogdan, Salvatore Marco Montone, Manuel Secci, Diego Armando Barrera Parra, Salvatore Lucchesi y Giorgio De Iuri); dos lo hicieron en el colegio diocesano Redemptoris Mater (Riccardo Cendamo y Samuel Piermarini) y uno en el seminario de Nuestra Señora del Divino Amor (Mateus Henrique Ataide da Cruz).
La celebración será transmitida en directo por Vatican News, Telepace, TV2000 y en la página de Facebook de la diócesis de Roma.
Distintas historias vocacionales
El comunicado de la diócesis ofrece algunos datos biográficos y la historia vocacional de cada uno de ellos. De este modo, Georg Marius Bogdan, originario de Rumanía, cuenta que su deseo de ser sacerdote “nació de niño” inspirado por la historia de san Juan Bosco. El fundador de los Salesianos marca también la historia de Salvatore Marco Montone, originario de Calabria, Italia, de 32 años, que pasó su infancia en el oratorio salesiano de Spezzano Albanese. La llamada a ser sacerdote, por su parte, le llegó por la noche “durante la adoración eucarística en la iglesia” y sus experiencias en Cáritas diocesana durante su formación le hicieron comprender con fuerza la imagen tan querida por Francisco de “la Iglesia hospital de campaña”: “De alguna manera he sido las manos de la Iglesia de Roma que se alargaron hacia los más pobres”, explica.
Diego Armando Barrera Parra, colombiano de 27 años, narra que fue voluntario desde niño en una cárcel de menores y en una fundación para drogadictos. Allí, describe, “nació mi deseo de poder ayudar y servir a los demás para siempre”.
El más joven de los nueve diáconos es Manuel Secci, de 26 años de Roma, que creció en una parroquia de Torre Ángela “donde el sentido de comunidad y las bellas experiencias” fomentaron su vocación. Salvatore Lucchesi, siciliano de 43 años, constituye una “vocación madura”, una persona que sintió la llamada en la adolescencia y luego trasladado a Roma para cursar estudios universitarios la redescubrió en el signo de una total gratuidad de la gracia: “El Señor estaba allí y no me pedía nada”.
El brasileño Mateus Enrique Ataide da Cruz, de 29 años, vive desde hace siete años en Roma para asistir al Seminario de Nuestra Señora del Divino Amor. El diácono apunta que con 15 años, mientras ayudaba a un anciano a aprender a usar el ordenador debía “por contrato” “rezar con él y recitar el Rosario”, de manera que lo que al principio vivió “como una imposición, luego se convirtió en una necesidad para mí”. Riccardo Cendamo es un hombre de 40 años con el sueño de ser director de cine, trabajo que ejerció durante unos años, hasta que se dio cuenta de que su camino era otro.
También se encuentra el diácono Samuel Piermarini, de 28 años, apasionado del fútbol: “Estaba jugando a un gran nivel, la Roma me llamó para una prueba”, y cuando lo aceptaron decidió decir que no: “¡No puedo esperar!”, dice refiriéndose a la ordenación.
